miércoles, 30 de noviembre de 2011

Amor a distancia


Queridísima Efigenia:

Hace un par de días que no estoy en lo que estoy: el pienso ya no me sacia, los pajaritos no me entretienen, el láser no me divierte... Desde que leí tu comentario de la última entrada sólo resuena un eco en mi cabeza... Efi, Efi, Efi....
Porque...
TÚ TAMBIÉN ME GUSTAS!!! M-U-C-H-O!!!

Tu manchita, tu postura del ratón, tus aventuras con la largapata, tu pollo, tu jardín... TÚ!!! Ni la distancia ni la diferencia de edad suponen un problema para nosotros, nos queremos, sin más!!

Y estoy seguro de que será así para toda la vida...

Nos vemos a las 13:13.
Apolo

(Estoy rumiando un plan, aunque tengo que perfeccionarlo: me cambio por Carlitos!! No se van a dar cuenta... los dos somos rechonchillos o anchos de huesos, tragones, amigables...)

lunes, 28 de noviembre de 2011

Caca

Los humanos hacemos cosas desagradables con nuestros cuerpos. Por ejemplo, las mujeres vamos al ginecólogo. Se mire por donde se mire, esas visitas son feas y tensas. Y lo mismo les pasa a los hombres cuando van al urólogo. Apolo, como buen gato casero, está empezando a descubrir estas costumbres...

Resulta que los gatos tienen "sacos anales". Como su propio nombre indica, son dos pequeños sacos y se sitúan en el ano (o culete, dependiendo de la finura del que lo cuente). Con ese nombre y esa ubicación, está claro que ahí no se acumula nada bueno... al parecer sirven para dar al gato (y al perro, mira tú por donde tienen eso en común!) su olor característico. Hasta aquí todo bien, un poco escatológico pero aceptable.

Llevaba varios días notando un olor "raro" en Apolo, algo así como a rancio, no sé... y me dio miedo pensar que pudiera tener alguna herida interna y que por culpa de una infección o algo malo se estuviese produciendo ese mal olor... Así que transportín al canto y corriendo al veterinario. Menos mal que fui, menos mal, menos mal... Apolo tenía una obstrucción en los sacos anales... obstrucción de qué?... de CACA!!! Sí, sí, por asqueroso que parezca! Y lo peor de todo es que un par de días más y la caca habría buscado un agujero alternativo al ano para salir... una fístula anal!!! Agh!!! Sólo la palabra fístula duele... fístula... FIStula... fis-tu-la...

Pobre Apolo, es un santo, soportó estoicamente que la veterinaria introdujese sus dedos por su culete... hasta que aquello explotó cual bomba fétida, llenando los azulejos de gotitas... vale, no sigo...


"Al veterinario?? nooooo!!!!!"

Y por qué cuento esto? Por qué os revuelvo el estómago con esta truculenta historia? Pues porque creo que es bueno saberlo por si les pasa a vuestros gatos, que nunca se sabe. Esto me confirma que cualquier pequeño síntoma es una alerta de que algo pasa, un pequeño olor, un cambio de comportamiento... Los gatos no hablan, pero se comunican a su manera!!

domingo, 20 de noviembre de 2011

Oe, oe, oeeeee!!!

Me ha tocado un premio en un sorteo!!! A mí, que nunca me toca nada, que participo en todo lo habido y por haber, que me encantan los regalos... y me ha tocado!!!!
A ver, por partes: Wilma organizó un sorteo en su blog con motivo de su primer aniversario porque quería deshacerse de las creaciones que había ido haciendo para dar paso a otras nuevas. Pues bien, yo participé y me han tocado unas preciosísimas cajitas de cerillas!!!


Me ha hecho taaaaanta ilusión!! Me gusta mucho que me hagan regalos, pero si se trata de algo hecho con cariño ya no es que me guste, es que me hace muy feliz!!

Gracias Wilma!!!

jueves, 17 de noviembre de 2011

Doctor, doctor

Ayer tocó visita al veterinario para Apolo, Minerva y Yunus. Había que revacunarlos y, de paso, hacerles una revisión rutinaria aunque estos gatos viven tan bien que no creo que se pongan malos en la vida...

Como yo estaba trabajando, el paciente padre de las criaturas se hizo cargo de la misión "gato al veterinario". Y como yo soy una exagerada y una catastrófica, mi pobre novio tuvo que hacerse 4 viajes a la clínica (afortunadamente está a 2 minutos del portal de casa). Y os preguntaréis: por qué 4 viajes para llevar a 3 gatos?
- Viaje 1: Apolo. (Y mientras, yo al teléfono: "Ten cuidado y no cojas el transportín del asa, que Apolo pesa mucho y se puede abrir, no vaya a ser que con el peso se parta algún plástico de los que cierra el cacharro, que no me fío de ese trasto ni un pelo")
- Viaje 2: Yunus. (De nuevo, llamada telefónica: "Por favor, sujétalo bien, que Yunus se mueve mucho y como se abra el transportín adiós gato, que este corre mucho y a ver quién es el guapo que lo encuentra y yo me muero si a mi gato le pasa algo, que nunca ha salido a la calle y hay coches y hombres malos!")
- Viaje 3: Minerva. (Yo, la pesada: "Madre mía, tendría que haber ido yo. Lo llevas bien sujeto, no? Mira que conozco varios casos de transportines que se han abierto y el gato, si te he visto no me acuerdo, que Minerva no tiene chip, a ver cuándo se lo ponemos, que esa es otra, que se nos va y no la encontramos, eh?")
- Viaje 4: las cartillas. ("Si es que no cambias, mira que te lo ha dicho veces Arantxa, trae las cartillas, trae las cartillas... no se dónde tienes la cabeza... No, no me da ninguna pena que tengas que hacerte un viaje más, es que nunca estás en lo que tienes que estar!!")

Parte médico:

Apolo: 6,4 kg.
Está un poco gordito (aunque yo digo que tiene los huesos anchos) y como tiene los riñones un poco perjudicados, estaría bien que adelgazara, para lo que nos han recomendado darle dieta blanda (renal) durante un mes o mes y medio (ahora me entero de que la dieta blanda engorda menos que el pienso..)


Minerva: 4,5 kg.
Está bien de peso, pero tenemos que mantenerla ahí porque unos gramillos más y ya se podrá decir que está gordita (que conste que yo la veo estupenda!)


Yunus: 5,5 kg.
Hay que vigilarlo, además es un tragón que no para de comer hasta que no se termina toooodo lo que haya en el plato.

Y por lo demás, nos dijo la veterinaria que son unos gatos encantadores (ronroneo!!), cariñosos (ronroneo más!!), buenos (ronroneo todo el rato!!) y que hemos tenido mucha suerte porque tienen un carácter estupendo (no puedo dejar de ronronear y sonreir, todo a la vez)

Y para seguir presumiendo de gatos, un par de fotos de los que me faltaban:

Sirio (guapo, guapo y guapo!!)


Estrellita (una imagen vale más que mil palabras...)

martes, 15 de noviembre de 2011

Mobiliario anti-gato

En mi casa hasta la propia casa es "de prestao". Hace unos años, cuando nos mudamos a vivir juntos por primera vez, entre familia y amigos conseguimos amueblar nuestro primer pisito de alquiler por cuatro perras. Como la casa estaba totalmente vacía, nos vinieron muy bien la lavadora y el somier que aportó mi cuñada, la mesa de centro y la de comedor con sus sillas a juego que donó mi hermana, el frigorífico, la alfombra, el menaje y la mano de obra que cedieron mis padres, los sillones, platos y toallas heredados de mis suegros, la mesa de la TV que nos regaló mi jefe... Poco a poco las paredes blancas se convirtieron en un hogar. 
Hace más o menos un año nos lanzamos a la piscina y decidimos que los maltrechos sillones ya habían vivido bastante (casi 30años!!!) así que, por un módico precio, adquirimos 2 preciosos sillones rojos, de 2 y 3 plazas, relucientes, comodísimos, nuevísimos...
Nuestros gatos siempre han sido respetuosos con nuestros muebles: un par de enganchones en las cortinas y varias macetas rotas, no recuerdo ningún daño mucho más grave. Sin embargo, por alguna razón que desconozco, en vez de elegir el somier que chirría o la mesa de la  TV coja, mis mininos han decidido cebarse con el sofá de 3 plazas.


Por qué? Por qué razón la han tomado con nuestra única propiedad? Lo único que podríamos vender en caso de necesidad, nuestros sillones, están heridos...



Qué puedo hacer yo para evitar males mayores? No quiero que mi sillón se convierta en un rascador gigante!!!

viernes, 11 de noviembre de 2011

Juguetes rotos

Dicen que hoy en día los fabricantes crean sus productos para que duren un determinado período de tiempo, el justo para que la garantía no tenga que cubrir reparaciones. De este modo, el consumidor, una vez estropeado el cacharro en cuestión, en vez de reclamar se compra otro. A esto se le llama "obsolescencia programada".
Pues bien, la obsolescencia programada de los accesorios y juguetes para gatos, en el caso de una casa superpoblada como la mía, es cortita cortita. Mis pobres gatitos prueban un cacharro nuevo, juegan una semana con él y a los 7 días no tengo más remedio que guardarlo en el "armario de los cacharros pendientes de reparación", que en realidad quiere decir que se quedarán amontonados en el tendedero hasta que un día, harta de tropezarme 50 veces con objetos varios, me decida a bajarlos al trastero, donde acabarán su vida entre polvo y bicicletas.

El rascador favorito de Apolo, donde pasaba horas y horas observando los pajaritos, terminó tronchándose. Cada vez que lo veo pienso "esto lo tengo que arreglar yo". Entonces, lo observo durante un rato, incluso lo levanto y pruebo a poner la plataforma en su antiguo sitio, a ver si se sujeta sola... pero no soy capaz: ni me viene la inspiración ni se arregla milagrosamente...


El túnel de la risa, al que incluso dediqué una entrada, duró una semana escasa. Una semana escasa!!! Qué harían las cinco fieras para terminar con él...
A éste también lo observo, lo miro y lo remiro buscando una solución. Tan sólo tengo que encontrar una tela con la que volver a forrarlo y tendremos túnel nuevo... Cuándo? Sólo Dios lo sabe...


Y digo yo: tanto gastar dinero en juguetes para gatos para que luego se lo pasen pipa con sólo colarse en un armario...

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Fracaso absoluto

No tengo más remedio que reconocer que ha sido un fracaso: mi deseo de ser casa de acogida de gatillos sin hogar no ha funcionado, la cosa no ha ido bien y soy consciente de ello. Por qué he fallado? A ver, vamos paso por paso...
Para ser casa de acogida hay que:
1º Recoger un gatito callejero. Vale, paso 1 completado con éxito, no solo recogí uno sino que me planté con dos: me avisaron de que había una gatita negra con los ojillos aún cerrados y me hice cargo de ella y luego me encontré a Sirio y me lo llevé a casa.
2º Dejar al minino en cuarentena. Así lo hicimos: preparamos el cuarto de invitados con un arenero, un comedero, agua y una camita de gatos. Apolo, Minerva y Yunus no podían pasar a esa habitación, que se mantenía siempre con la puerta cerrada.
3º Descartar enfermedades. Visita al veterinario al día siguiente de la recogida, factura pagada y gatos sanos.
4º Buscar una familia que se haga cargo de los felinos. Mmmmmm..... bueno, en principio lo hicimos, pero esa familia falló y después de eso empezamos a esperar a que apareciese una familia de la nada sin difundir a los gatos...
5º Entregar al gato en adopción. ............... tic, tac, tic, tac.....................

Está claro, los pasos 4 y 5 no los he cumplido. No he podido... Es que Sirio sigue siendo un gato miedoso a pesar de los grandes avances que hemos visto desde que vive en casa. Además, le gusta dormir en la butaca de la terraza y no le gustan los yogures y hay que limpiarle los moquillos una vez al día y le gusta chinchar a Minerva. Y es que Estrellita es muy pequeña y me sigue a todas partes y por las noches ronronea y se mete dentro de las sábanas y persigue a Apolo que es como cuatro veces ella y duerme con Sirio y todavía toma comida de "kitten".
Es que... es que.... es que NO PUEDO DARLOS.

NO PUEDO DARLOS!!!

MAMÁ: SE QUEDAN CONMIGO!!!

TENGO 5 GATOS. QUÉ PASA???!!!