-Un paseo por la urbanización de mis suegros
-Una loca de los gatos (yo)
-La pareja de la loca de los gatos que es casi más loco de los gatos que yo...
-Un gatito que maúlla desesperado y se restriega por las piernas sin conocernos
¿Qué pasa si juntas estos elementos? Pues que el resultado es:
Mi habitación de invitados está ocupada por la gatita sin nombre. Tiene unos 4 meses y es... ¡PRECIOSA! Es pequeñita, cariñosa a más no poder, buena, faldera... ¡un encanto! Es, sin duda, el gato más cariñoso que he tratado en mi vida, de verdad os digo que es increíble...
Y es tan encantadora y cariñosa que, al día siguiente de encontrarla, cuando ya supimos los resultados de las analíticas (está sana como una manzana) decidimos abrir las puertas de la habitación. Y atención al resultado:
El primer día, Apolo observaba desde las alturas.
Al segundo, Yunus ya se atrevió a subirse a la cama.
Las chicas siguen mantetiendo las distancias, pero poco a poco...
Apolo y la peque ya son amigos.
Y os preguntaréis por qué no lloro a la vez que cuento que tengo un sexto gato en casa, ¿no? Pues no lloro ni estoy agobiada porque... ¡ya tiene casa! Y no cualquier casa. Va a ser la hermana de... ¡Naranjito! Nos la encontramos el viernes por la noche y lo primero que hicimos fue preguntarle a nuestra vecina si no le apetecía tener un gato más, a lo que nos contestó que llevaba tiempo planteándoselo y que si estaba sanita se la quedaba a partir de hoy, porque el fin de semana no iba a estar. Así que esta noche se mudará a su nuevo hogar. Entonces sí que lloraré, sí, pero de la pena por la despedida...¿cómo se puede coger tanto cariño a un bicho tan pequeño en sólo 3 días?