lunes, 24 de septiembre de 2012

La gata sin nombre

Tenemos:
-Un paseo por la urbanización de mis suegros
-Una loca de los gatos (yo)
-La pareja de la loca de los gatos que es casi más loco de los gatos que yo...
-Un gatito que maúlla desesperado y se restriega por las piernas sin conocernos

¿Qué pasa si juntas estos elementos? Pues que el resultado es:


Mi habitación de invitados está ocupada por la gatita sin nombre. Tiene unos 4 meses y es... ¡PRECIOSA! Es pequeñita, cariñosa a más no poder, buena, faldera... ¡un encanto! Es, sin duda, el gato más cariñoso que he tratado en mi vida, de verdad os digo que es increíble...

Y es tan encantadora y cariñosa que, al día siguiente de encontrarla, cuando ya supimos los resultados de las analíticas (está sana como una manzana) decidimos abrir las puertas de la habitación. Y atención al resultado:


El primer día, Apolo observaba desde las alturas.

 Al segundo, Yunus ya se atrevió a subirse a la cama. 

Las chicas siguen mantetiendo las distancias, pero poco a poco... 

Apolo y la peque ya son amigos.

Y os preguntaréis por qué no lloro a la vez que cuento que tengo un sexto gato en casa, ¿no? Pues no lloro ni estoy agobiada porque... ¡ya tiene casa! Y no cualquier casa. Va a ser la hermana de... ¡Naranjito! Nos la encontramos el viernes por la noche y lo primero que hicimos fue preguntarle a nuestra vecina si no le apetecía tener un gato más, a lo que nos contestó que llevaba tiempo planteándoselo y que si estaba sanita se la quedaba a partir de hoy, porque el fin de semana no iba a estar. Así que esta noche se mudará a su nuevo hogar. Entonces sí que lloraré, sí, pero de la pena por la despedida...¿cómo se puede coger tanto cariño a un bicho tan pequeño en sólo 3 días?

lunes, 17 de septiembre de 2012

Lo primero es la seguridad

Mi vecino, al que yo llamaba Naranjito, ya tiene nombre: se llama Clari. Y gracias a su afición a asomarse a la ventana me decidí a llamar al timbre de su casa para proponerle a su dueña una solución anti-caídas, porque me estaba temiendo lo peor. Le enseñé mis redes, mosquiteras y demás artilugios. Y éste es el resultado:


¿Lo veis? A ver, que acerco el zoom:


No conseguí hacerle fotos el día que lo descubrí ahí asomado, sin red ni nada, porque me llevé tal susto que tuve que ir sentarme a la otra punta de la casa, al rincón más alejado, porque me dió un vértigo horroroso, pero si lo hubieseis visto se os habrían puesto los pelos como escarpias.

¿No está monísimo ahí asomado echándose la siesta? Menos mal que ya tiene red, porque si no la que no podría echarse la siesta en paz sería yo...

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cuando veas un gato, acuérdate de mí

Estoy segura de que todos los que me conocen se acuerdan de mí cuando ven un gato. Y me lo confirma el hecho de que cada dos por tres algún compañero de trabajo se me acerca y me dice: "hoy he visto un gato y he pensado en tí". O de que todas las semanas alguien me envía una foto de un gato que ha visto por la calle. Incluso personas que sé que detestan a los gatos porque me lo han dicho claramente, se han acercado a un felino para fotografiarlo.

Y el ejemplo más reciente y más exótico de esto que os cuento es esta fotografía de un grupo de gatos que ha sido tomada, ni más ni menos, que en Etiopía.


Al parecer todos estos mininos están esperando a las puertas de la cocina de un campamento. Supongo que porque les darán de comer allí, aunque no puedo confirmarlo porque la autora de la foto, mi amiga Joana, detesta a los gatos y se limitó a inmortalizarlos. Lo que sí le contaron es que los aprecian porque se cargan a las serpientes...

Y la conclusión que saco de todo esto es un poco absurda, pero me hace gracia pensar en mi pequeña aportación a la defensa de los felinos sin hogar: el círculo de personas que me rodea, incluídos aquellos que odian a los gatos, les tendrán, gracias a mí, un poco más de respeto. Y quizás si un día se encuentran uno mientras pasean ya no lo espanten sino que lo dejarán en paz por el simple hecho de que ese minino les recuerda a mi.... ¿no es bonito?... Vale, lo reconozco, cada día estoy más desequilibrada... jiji..

¡Ah! Y un detalle más que confirma mi teoría: el sábado fue mi cumpleaños y los regalos que me hicieron mis hermanos tienen un factor común... ¿adivinais cuál?...

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sin pilas

Hoy es mi primer día de trabajo después de haber estado de vacaciones desde el 1 de agosto. 35 días sin sentarme en esta silla. 35 días sin tocar este teclado. 35 días que me han dejado planchada...

Sirio tampoco tiene energías. Le he contagiado la apatía.

Dicen que las vacaciones sirven para recargar las pilas y volver con ganas a trabajar, pero yo creo que las he perdido por el camino. Las ganas, las pilas y todo. Ayer escuchaba en la tele que los que tenemos trabajo "no tenemos derecho" a quejarnos, porque hay mucha gente que no lo tiene y que lo está pasando fatal. Y mira que yo suelo empatizar con las penas de los demás y procuro no quejarme porque me siento MUY afortunada por todo lo que la vida me ha dado, pero es que.... es que... ¡¡ES QUE NO PUEDO!!

¿Será que es mi primer día y por eso estoy tan negativa? Espero que sí, porque como siga con este ánimo no creo que llegue hasta las vacaciones del año que viene.

No me queda más remedio que trabajar: ¡sin trabajo
no hay comida! y Yunus lo sabe muy bien.

 ¿Y vosotros? ¿Cómo llevais la vuelta al trabajo/estudios/búsqueda de trabajo/ rutina...?