domingo, 29 de mayo de 2011

Cinco (lobitos) gatitos tiene la (loba) Gema

Lo hice. No pude evitarlo, mi corazón ganó a mi cerebro y esto fue lo que pasó:




Jueves


La decisión está tomada: tengo que salvar al gatito. No tiene más de seis meses y está solo en los jardines de una oficina. No hay más gatos en la zona, el Paseo de la Castellana está a 3 metros de él, cuando lo llamo viene, me deja acariciarlo.



Viernes


Contacto con una asociación que me va a prestar una jaula trampa y me dicen que lo suyo es hablar con los guardias de seguridad, que suelen colaborar en estos casos y que agradecen que les quitemos el marrón (=gato) de encima. Efectivamente, los de seguridad no me ponen pega alguna en que vaya el fin de semana e instale la jaula. Me cuentan que lleva allí solito como un mes y que no hay más gatos por la zona... se confirman mis sospechas: algún hijoputa lo ha abandonado porque es casi imposible que haya llegado hasta allí desde la nada cruzando calles y sorteando coches.


Mientras, el misino sigue devorando las latitas que le llevo e incluso amasa el suelo cuando lo acaricio!!!



Sábado


Primer inconveniente de la operación 'rescate gatito': no tengo la jaula trampa porque no consigo contactar con la chica de la asociación para saber dónde tengo que ir a por ella, así que me cojo mi transportín de toda la vida y mis latitas y me voy a trabajar. A mediodía, después de zamparme mi tupperware con 6 albóndigas casi sin masticar, llamo al interfono de la verja, le cuento mi triste caso al vigilante y me abre sin rechistar. Me paso una hora entera 'negociando' con Misifú a pleno sol: que si te doy la latita, que si te tienes que acercar, que si ahora me escondo, que si no me acaricies... Parece que lo voy convenciendo, ya tiene medio cuerpo en el transportín (porque hay una lata dentro, no porque yo se lo pida por favor...) pero no quiero arriesgarme a intentar cerrar la puerta, que se escape y que me coja miedo, así que decido dejarlo allí y volver al curro.







Y de nuevo en el trabajo, el tiempo no pasa. Ay, qué agobio tengo... y si no lo consigo? Si hubiese traido la jaula trampa ya sería mío... Se está nublando... como llueva se va a mojar... Ya son las 19:30, allá que voy! De nuevo la misma conversación en el interfono porque es otro vigilante. Me abre. Meto la latita en el transportín, Misifú entra y se deja las patitas de atrás fuera (argh!! mielda!!!) le pego un empujoncito y... TE TENGOOOO!!!! Comentario del vigilante: 'qué fácil, no?' Fácil? FÁCIL?.........



Pues ala, vámonos a casa. Lo meto en el cuarto de invitados con un arenero, agua y pienso y lo dejo tranquilo un rato para que se le pase el susto que tiene en el cuerpo. Antes de acostarme paso a verlo y sigue dentro del transportín más tieso que un palo, sigue taaaaan asustado...



Domingo


Ha salido del transportín, ahora está debajo de la mesa del ordenador pegado a la pared... algo es algo, no? Pero me mira con cara de 'te odio, jamás te lo perdonaré'...





Ya estás a salvo, pequeño. Yo te voy a cuidar. Aunque ahora no lo entiendas, esto es lo mejor para tí. No voy a dejar que te pase nada, te voy a alimentar y a dar cariño. Ya no vas a estar solo, te buscaré un hogar y hasta que lo encuentre te vas a quedar conmigo.

martes, 24 de mayo de 2011

Latitas en el bolso

Desde que tengo gatos no puedo evitar que se me caiga el alma a los pies cada vez que veo un gatito callejero. Pienso en que podía ser uno de los míos y se me parte el corazón.


Ayer, en el descanso de mediodía, salí a darme una vuelta. Iba andando por la calle y de pronto escuché 'miau, miauuuuu' y pensé 'me estoy volviendo loca, tanto gato en casa me está trastornando'... Pero no, no era una alucinación: detrás de una verja maullaba un gatito gris que no tendría ni seis meses, así que me subí corriendo a la oficina, pillé algo de comida y volví para dejárselo, pero un angel de la guarda ya le había puesto un plato con pienso y agua (qué pena no habérmelo encontrado infraganti, le habría plantado un beso en la frente)


Volví a trabajar y cuando ya creía que estaba un poco más tranquila... me puse a llorar como una magdalena por la impotencia que sentí al no poder cogerlo (como me dijo una compañera, todo esto es porque me va a venir la regla...). Lo intenté, pero se asustó, me bufó y se escondió entre los setos, así que me fui para que comiera tranquilo.


Hoy he vuelto a pasar y seguía allí asomado y maullando. De nuevo, con un nudo en la garganta, me he ido a un supermercado y he comprado unas latitas para gatos pequeños. Le he puesto una y se la ha comido que daba gusto verlo. Y ya. Me he vuelto a trabajar.


¿Qué puedo hacer? ¿Lo dejo allí? No soy capaz de cogerlo y aunque lo consiguiera, ¿qué hago con un gato salvaje en casa + 3 gatos caseros + 1 proyecto de gato que toma biberones cada 4 horas?


A partir de hoy, llevaré, además del libro, las gafas, la cartera y la comida, una latita para gatos en el bolso.








domingo, 22 de mayo de 2011

Este fin de semana he estado en Murcia, en casa de mi amiga Aida, que comparte piso con Oli, un preciosísimo gatazo de 5 años.







Es todo un personaje. Si hay un gato en el mundo que suelte pelo, ese es Oli, es impresionante cómo se te quedan las manos después de acariciarlo. Le encantan las plantas de mi amiga, que ha tenido que subirlas todas a una altura superior a los 60 cm. (Oli, en su condición de gato pachorrón, no salta más de eso...).



Pero sobretodo es un gato hablador, muuucho más que Apolo, al que yo consideraba un charlatán. Cualquier movimiento va acompañado de un 'meu' , aunque en ocasiones se transforma en 'meu, meu, meuuuu'. Si le dices: 'Oli, no te comas las plantas!!' te contesta 'meeeu!!' como queriendo decir 'déjame en paz que soy mayorcito y esta es mi casa'.



Las dos noches que he dormido allí me ha acompañado en la cama; no se quién de los dos ronroneaba más!!


Mis gatos, cuando me vieron preparar la maleta, intuyeron que me iba a marchar (cómo saben!!) y Minerva se quiso venir conmigo...



Por cierto, la pequeña Estrellita está impresionante de guapa, cómo ha crecido en dos días... Su padre la ha cuidado de lujo!





jueves, 19 de mayo de 2011

Celos

Minerva y Yunus curiosean el transportín de Estrellita.

Hace dos semanas que tenemos a Estrellita en casa y, de momento, no parece que los demás estén muy enfadados. Minerva no duerme con nosotros, pero siempre ha sido la más independiente y no me preocupa demasiado, creo que si prefiere quedarse sola en el salón es porque ahora hace más calor y porque no tiene ganas de aguantar al plasta de Yunus, que se pasa la noche aseándose a sí mismo y a los demás.


Hace casi un año, cuando llegó Yunus, todo fue muy distinto. Nada más poner el transportín en el salón, Minerva se metió debajo de la cama de nuestro cuarto y ni siquiera se dignaba a mirarnos; tenía un cabreo monumental. A los dos o tres días, cuando decidió salir de su encierro, se acercaba a la ‘cuna’ que improvisamos para su nuevo hermano, se asomaba y bufaba. Unas dos semanas después, cuando Yunus ya corría y, sobretodo, mordía con todas sus fuerzas, ella seguía huyendo y dándole collejas con la patita derecha, como haría cualquier hermana mayor, pero al menos ya casi no le bufaba e incluso le dejaba dormir a su lado un rato (un rato corto, pero un rato...)






Apolo y Yunus.

Apolo, que siempre ha sido un buenazo, se asustaba del nuevo miembro de la familia. No llegaba a bufar, pero se le ponía el rabo como la escobilla del váter y se subía a la mesa asegurándose así una buena visión del percal pero a una altura suficiente para que el enano no llegara a tocarle. Fue el primero en aceptarlo, en chuparlo y en dormir con él. Era una ternura velos juntos teniendo en cuenta que Apolo era como tres veces Yunus. El mico, que era y sigue siendo un poco plasta, le chinchaba y mordía y Apolo, que habla con la mirada, decía algo así como ‘qué os he hecho yo para que me traigáis esto a casa’.

Ahora es distinto. Estrellita es taaaaan pequeña que no se si mis gatos tienen claro que en un futuro ella también será un felino. Como se pasa el día durmiendo en su transportín no les molesta, ya veremos lo que pasa cuando empiece a corretear (ya falta menos!!) Yunus es el único que bufa, yo creo que recuerda lo que vivió cuando el recién llegado era él y está llevando a cabo su venganza...




Estrellita

martes, 17 de mayo de 2011

Estrellita

Estrellita nació en Madrid hace como 10 días. A su mamá se lo ocurrió parir a sus cinco gatitos en el jardín de unas oficinas y en uno de los traslados dejó a Estrellita la última. Alguien la vió, la acarició y le puso un plato de leche al lado (teniendo en cuenta el tamaño de mi protagonista, debería decir más bien 'piscina' de leche). Seguramente las intenciones de esta persona eran buenas, pero lo único que consiguió fue que su mamá ya no volviera a por ella porque no reconoció su olor tapado por el de la persona que la tocó.







Una chica la vió y nos llamó, porque sabe que tenemos tres gatos y debe de pensar que somos una protectora. Con la excusa de 'es que yo tengo un pastor alemán' se quitó una preocupación de encima y volvió a su ordenador.


Estrellita llegó a casa con los ojos cerrados (el domingo abrió uno, parece que nos guiña) y desde entonces no he conseguido dormir más de cuatro horas seguidas. Está gordita y sana, se traga los biberones como si no hubiese comido en su vida y ronronea como una tricotosa. Nos pasamos la vida en el veterinario planteando problemas del tipo: 'es que hoy no ha hecho caca', 'es que tiene unas legañas', 'es que parece que estornuda'...


Nos turnamos para levantarnos a las 3 o 4 de la madrugada y darle el biberón, con lo que el careto con el que llego al trabajo todas las mañanas es digno de una portada del National Geographic, pero tengo que decir que está siendo una experiencia espectacular y que a pesar del cansancio tengo unas ganas de cuidarla y acariciarla tremendas.


Nuestra intención es seguir cuidándola hasta que consigamos la familia que se merece. Nosotros ya somos muchos y creo que estará mejor en un sitio en el que puedan dedicarle más atención.


Hasta entonces, biberones a tutiplén!!


Continuará...