miércoles, 31 de octubre de 2012

Al otro lado del maletero

El maletero de los armarios (ese espacio que solemos llenar de trastos, ropa, maletas y cacharros varios) tiene un exitazo tremendo en mi casa. Temo el momento de tener que abrir las puertas de cualquiera de los tres maleteros porque, instantáneamente, aparecen gatos que estaban aparente dormidos y comienzan a maullar desesperados para que los subamos.

¿Qué tendrán los maleteros que tanto les atraen? Pues la verdad es que no lo sé, pero no descarto subirme cualquier día para averiguar qué se esconde allá arriba.

La secuencia suele ser la siguiente:
- Me subo en una silla y abro el maletero para coger/dejar cualquier cosa.
- Aparecen todos, menos Sirio (que ya sabéis que odia las alturas), y maúllan lastimosamente para que los suba (ellos no llegan solos, están muy altos)
- Los voy subiendo de uno en uno: coge al gato, sube a la silla, súbelo al maletero, baja de la silla, coge al otro gato, sube a la silla... y así hasta completar el proceso.
- Trastean un rato y tras unos diez minutillos los bajo: sube a la silla, coge al gato, baja de la silla, deja al gato en el suelo, vuelve a subir a la silla, coge al otro gato....

Minerva se asoma a ver si hay humanos en la costa

¡¡Me bajáis o me tiro!! 

El "padre" de las criaturas, en pleno proceso de bajar gatos.

¿Cómo pueden ser tan caprichosos? Vale, lo admito: caprichosos pero adorables...

miércoles, 24 de octubre de 2012

A mí me daban dos

Los gatos, como los 'Petit Suisse', mejor de dos en dos. Yo ya lo tenía claro, de hecho en mi casa pasamos de tener dos a tener cinco en un periquete, pero quería hacer un alegato a favor de esos gatitos que viven solos en sus casas.

Las vistas, si se comparten, son más agradables.

Conozco a mucha gente que tiene un sólo gato y a la que, en varias ocasiones, he animado a tener otro, pero es que viniendo de mí suena poco creíble, no suelen tomarme muy en serio: yo tengo cinco = se me ha ido la pinza...

Sin embargo ayer hablé con una persona absolutamente cuerda que hasta hace menos de un mes tenía sólo un gato: mi vecina Fernanda. Pasé a su casa para saber de Pitu (y de Clari, claro... jeje) y podría resumir todo lo que me contó en varias frases:
- "Qué contenta estoy, es que estoy encantada con los dos"
- "Con lo pesado que se había puesto Clari, que hasta me mordía, ahora está encantador"
- "Cuando me voy y los dejo solos, ya no me da tanta pena como antes"
- "Se quieren taaanto... y es tan bonito verlos dormir juntitos"
- "Es que estoy tan contenta, es lo mejor que podía haber hecho"
- "Pitu es buenísima y cariñosísima"
- "Se pasan el día persiguiéndose y jugando"

Y después de semejante discurso, ¿cómo iba a dejar de sonreír? ¡Me alegró el día! Al igual que un segundo gato podría alegrar la vida de todos aquellos que comparten su vida con un felino... ¿o no?

martes, 16 de octubre de 2012

¡Pises fuera!

Llevaba varios días con la sensación de que en mi casa olía a pis y pensé que sería porque ahora las ventanas no pasan tanto tiempo abiertas. Cambié la arena, fregué los areneros, ventilé... Pero nada: al día siguiente, al llegar de trabajar, otra vez olor a pis. Y para maniática de los olores, yo.

Hoy, al mover el arenero, lo he descubierto: allí estaba en todo su esplendor, amarillo y oloroso... ¡un charco enoooorme de pis! ¡¡Agh!!


¡¡¡QUÉ GUARRERÍAAAAAAA!!!

¿Quién ha sido? ¿Eh? ¿Quién? Si ésto mismo hubiese sucedido entre humanos, yo habría sospechado del humano masculino de la casa, porque son los que siempre salpican donde no deben. Por eso, inmediatamente después de descubrir la huella del delito, he mirado acusadoramente a Yunus...

Yunus: ¿Yo? ¿En serio piensas que he sido yo? ¿Acaso me ves cara de culpable o de cochino?

Pues si no has sido tú... ¿habrá sido Sirio?

Sirio: ¿He oído mi nombre? Con lo limpito y lo discreto que soy yo, que tengo una cara de bueno que no puedo con ella...

Ya sólo me queda Apolo, ¿qué estará haciendo?

Uy, uy, uy... me parece que todo empieza a cuadrar: un gato bebiendo agua, un pis enorme y una peste que no se puede parar en casa... ¿Qué hago yo ahora? Me temo que voy a tener que cambiar las bandejas por areneros cubiertos, porque este asunto tiene difícil solución...

Apolo, no te escondas, ¡¡¡que tenemos que hablar tú y yo!!! ¿Apolo? No te encuentro...


¿Cómo son vuestras bandejas? ¿Cubiertas? ¿Descubiertas? ¿Grandes? ¿Pequeñas? ¿Olorosas?...

lunes, 8 de octubre de 2012

Espontáneos

Cuando tienes 5 gatos es muy difícil hacer una foto de grupo, ¿cómo les pido que se queden quietos y juntos unos segundos mientras yo enfoco? Imposible. Llevo intentándolo más de un año y no lo he conseguido. Y de pronto, un día, viene mi amiga Rosa a casa y consigue ésto:

Todos colocados, ordenados, en fila... ¿a que parecen buenos? Sí, sí... pues luego intenta hacer una foto de cada uno por separado, que siempre hay algún espontáneo que se cuela... A ver si los veis:

Ésta es fácil: Minerva, en primer plano, tomando el sol, parece que está disfrutando de su rato de tranquilidad, pero....... en el cesto hay, ni más ni menos, que ¡¡dos señores gatazos!!

Sirio aprovecha su momento de protagonismo cuando de pronto... ¡¡dos orejitas negras que se asoman!! ¿De quién serán?... jeje...


Apolo ve que no hay nadie en el minijardín y se sube a mirar las palomas él solo.... uy, ¡pues no! ¡Me pareció ver otro lindo gatito!

Por cierto, la peque ya tiene nombre... chan, chan, chan.... ¿cuál será?.... ¡¡Pitu!! ¡¡Se llama Pitu!! Pitu, de Pitufa y Clari, de Clarito... Tampoco se ha comido mucho el coco mi vecina... Ya la he visto pululando por su jardinera y chinchando a su hermano, prometo fotos en cuanto dejen de temblarme las piernas cuando la veo asomarse.

lunes, 1 de octubre de 2012

La gata sin nombre en su casa nueva

Hace una semana llevamos a la pequeñita a su casa nueva. Podía haber ido ella sola, porque la puerta de su casa está a, aproximadamente, un metro de la mía... pero la acompañamos para no perdernos este momento:


La peque y Naranjito en su primer encuentro.

Mi vecina Fernanda, mi chico y yo, expectantes, los dejamos conocerse así, sin más, sin presentaciones previas ni puertas cerradas ni transportines. Y sorprendentemente, el encuentro fue ¡PERFECTO! Aunque he de aclarar que fuimos unos inconscientes, que las presentaciones felinas no deben hacerse así nunca jamás, que hay que ir poco a poco y bla, bla, bla.... todo eso que ya todos sabemos y que yo trataba de explicar a mi vecina mientras observaba cómo la peque paseaba por las habitaciones, seguida de Naranjito, como si llevase toda la vida allí. Increíble, ya lo decía yo: esta gata es especial.

Al día siguiente volví a encontrarme a Fernanda. "Casualmente", abrí mi puerta cuando escuché que iba a salir y volví a colarme en su casa porque necesitaba ver a la peque. Me contó que se bufaban un poco, pero nada fuera de lo normal. Y hoy hemos vuelto a verla: mi chico y yo hemos llamado al timbre para preguntar por nuestra enana y hemos comprobado en persona que todo va estupendo, que Naranjito y ella se adoran y que Fernanda sonríe más que antes porque tiene a una gatita faldera y cariñosa que hace que su vida sea mejor.

No me he atrevido a preguntar qué nombre le ha puesto, después de saber que Naranjito es, en realidad, Clari, no quería llevarme un disgusto... jeje...