Hace años que planear un viaje no es sólo comprar unos billetes, organizar un recorrido o hacer una maleta. Desde que llegaron a mi vida, viajar supone pensar cómo apañármelas para que ellos se queden lo mejor atendidos posible.
Mirar un plano y acordarte de tus gatos. Desayunar en un hotel y acordarte de tus gatos. Facturar la maleta y acordarte de tus gatos. Bañarte en una poza y acordarte de tus gatos. Alquilar un coche y acordarte de tus gatos. ¿¿¿No os pasa???
Durante estos 10 días, el "padre" de las criaturas vendrá a darles de comer, cambiarles el agua y limpiar los areneros, además de a darles unos cariños y un cepilladito. Peeeeero... ¿a quién despertarán a las 6:30 de la mañana? ¿quién les va a tirar la pelota por el pasillo? ¿a quién pedirán comida cada 3 minutos? Y, sobre todo: ¿cómo voy a estar 10 días sin tocar una cabeza peluda? ¿a quién achucharé? ¿cómo voy a dormir en una cama sin pelos? ¿¿¿CÓMO VOY A VIVIR SIN GATOS???
Si pudiera, los metía en la maleta :(
Apolo: "no te preocupes, que yo te actualizo el blog"