Es un encanto y no puedo evitar achucharlo cada vez que lo hace. El problema es que a veces el cariño se le va de las manos y...
Sin duda, ésto es lo que se conoce como "amores que matan". O que duelen, al menos...
Pero si hay algo que me va a matar a mí es éste oído tan fino y selectivo que Dios me ha dado: como oiga un miau desde la cama ya no duermo. Y no me refiero a un miau que venga de dentro de mi casa, porque entonces no dormiría jamás, sino a un miau de la calle. Como, por ejemplo, los miaus que éste individuo se dedicó a lanzar desde debajo de mi ventana:
Resumen de la historia:
-gata callejera tiene gatitos en los jardines de mi edificio y los deja en la terraza de una vecina
-la vecina llama horrorizada al portero para que se los lleve de su terraza, no vayan a comersela...
-el portero los cambia de sitio y su madre, asustada, no vuelve
-los gatos maúllan desesperados toda una noche en la que yo no pego ojo
-por la mañana, el portero hace reparto de gatos entre los vecinos y yo me quedo con uno
Por suerte, le encontré enseguida una mamá al gatito sin nombre, que ahora se dedica a recuperarse y a zampar biberones como si no hubiera mañana.
Y ahora me toca recuperarme de tanto estrés. Voy a echarme la siesta y no quiero saber nada más de gatos...
¿Quién tiene más pelos? ¿Apolo, Minerva o la manta?...