En primer plano, Apolo. En segundo plano, yo reflejada en el espejo. En tercer plano,
la ropa sucia sobre el WC. No la miréis.
No, el gato pesado ya lo tenía, me refiero a la sudadera con gatos y con la frase "I like cats" (me gustan los gatos). ¿No es genial? ¿A que soy la envidia de todas las locas de los gatos? Pues es mía. JA. (Aunque podéis encontrarla igual en Pull&Bear, me temo que no suelo frecuentar tiendas exclusivas...)
Todo ésto viene a cuento porque a veces veo a mis gatos disfrutar tanto con ciertos pequeños placeres que siento la tentación de probarlos yo también. Me explico: ahora que veo a Minerva pedirme desesperadamente un granito de pienso de la comida nueva de Apolo pienso "¿y si pruebo una bolita?" Oye, quién sabe, lo mismo están deliciosas mojadas en leche. De momento no he caído en esta tentación, pero todo se andará...
Otro de los placeres de mis gatos es el cepillado de pelo: en cuanto escuchan que hago ruidito con las púas me rodean suplicándome una rascadita.
Sirio en plena rascadita.
Y este placer, he de confesaros, sí que lo he probado: me he cepillado el pelo con el peine de los gatos (ahora que lo veo escrito me parece la confesión de una loca...). Y el resultado es que el pelo queda electrizado y pegado a la cabeza, como para no salir a la calle en lo que queda de día. Eso sí, da un gustito........
Por favor, decidme que vosotros habéis hecho algo parecido y que no estoy en pleno proceso de transformación felina. Miau.