lunes, 24 de febrero de 2014

No me tientes, no me tientes...

En ocasiones entiendo a Eva, la de Adán, cuando cayó en la tentación de la manzana, porque es verdad que a veces no puede una resistirse. Es lo que me pasó el otro día cuando entré en una tienda (sólo para mirar) y tuve que llevarme ésto:

 En primer plano, Apolo. En segundo plano, yo reflejada en el espejo. En tercer plano, 
la ropa sucia sobre el WC. No la miréis.

No, el gato pesado ya lo tenía, me refiero a la sudadera con gatos y con la frase "I like cats" (me gustan los gatos). ¿No es genial? ¿A que soy la envidia de todas las locas de los gatos? Pues es mía. JA. (Aunque podéis encontrarla igual en Pull&Bear, me temo que no suelo frecuentar tiendas exclusivas...)

Todo ésto viene a cuento porque a veces veo a mis gatos disfrutar tanto con ciertos pequeños placeres que siento la tentación de probarlos yo también. Me explico: ahora que veo a Minerva pedirme desesperadamente un granito de pienso de la comida nueva de Apolo pienso "¿y si pruebo una bolita?" Oye, quién sabe, lo mismo están deliciosas mojadas en leche. De momento no he caído en esta tentación, pero todo se andará...

Otro de los placeres de mis gatos es el cepillado de pelo: en cuanto escuchan que hago ruidito con las púas me rodean suplicándome una rascadita.
 Sirio en plena rascadita.

Y este placer, he de confesaros, sí que lo he probado: me he cepillado el pelo con el peine de los gatos (ahora que lo veo escrito me parece la confesión de una loca...). Y el resultado es que el pelo queda electrizado y pegado a la cabeza, como para no salir a la calle en lo que queda de día. Eso sí, da un gustito........

Por favor, decidme que vosotros habéis hecho algo parecido y que no estoy en pleno proceso de transformación felina. Miau.

viernes, 7 de febrero de 2014

Es triste pedir, pero más triste es robar

Los hechos son los siguientes:

1. Apolo, como ya he contado en otras ocasiones, tiene cistitis crónica.

Apolo: "dejadme beber, que me viene bien para mis riñones."

2. Mis veterinarios nuevos, especializados en gatos, están investigando la cistitis crónica y colaboran en un estudio de la marca Hill's.

3. La marca Hill's quiere comercializar una marca de comida especial para gatos con cistitis crónica, pero antes de sacarla quieren probar sus beneficios en sujetos reales (en este caso, Apolo)

 "A mí no me líes, que estoy muy ocupado."

Conclusión: formamos parte de un experimento y tenemos comida gratis para Apolo durante dos meses. Suena guay, ¿eh? Comidita gratis, análisis de orina gratis, Apolo controlado.... ¡¡Un cuento de hadas!!....... ¿Un cuento de hadas?.... ¡¡Y una mier#@!!

¡¡¡ME ESTÁN VOLVIENDO LOCAAAA!!!

Yo que pensaba que ya tenía bastante con dormir aprisionada por cinco gatos, recoger kilos de cacas y sacarme pelos de hasta debajo de las uñas, ahora tengo una misión más: asegurarme de que Apolo come única y exclusivamente su comida experimental y de que los demás comen la de siempre.

Es un horror: reparte comida, encierra a Apolo en la cocina, que no se cuele ninguno, deja los cuencos, Apolo maúlla como un poseso, deja pasar un rato para que terminen, recoge los cuencos, libera a Apolo, aguanta a Minerva pidiendo que le deje probar la comida nueva...

 "¿Me abres?, ¿Me abres?, ¿Me abres?, ¿Me abres?, ¿Me abres?......"

Y lo que es peor, aguanta al señorito pidiendo tooooooooooooooodo el santo día que le de comida. Y cuando digo toooooooooodo el día me refiero a toooooooooodo el día. En cuanto me muevo, pide.

Si me levanto al baño, pide. Si cojo el ordenador, pide. Si paso la página del libro, pide. Si cruzo la mirada con él, pide. He llegado al extremo de beber agua del grifo del baño con tal de no acercarme por la cocina, porque en cuanto me acerco al cajón de la comida se desata la locura...

Cada día estoy más convencida de que en otra vida apedreaba a los gatos o algo así y ahora me está llegando todo ese karma que me generé en forma de gato rechoncho y pesado que me taladra el cerebro con su contínuo miau.

Ya veremos quién acaba con la paciencia de quién...

 Minerva: "Pues a mí no me parece que estemos tan mal..."