De momento, y hasta que no haga el traslado a principios de mes, mi casa es un caos. Cajas por el suelo, cuadros descolgados, trastos y más trastos... cuando haces una mudanza te das cuenta de la cantidad de objetos sin valor que guardas en los rincones más insospechados de tu casa. Por suerte, cada vez que abro un armario para organizar lo que me llevo y lo que no, ellos están ahí para echarme una mano. O una pata...
La organización del armario fue un pelín más lenta de lo normal,
Yunus y Minerva no terminaban de decidirse sobre qué ropa donar y cuál quedarnos...
¿Cuántos gatos caben en el armario de las toallas?...
Ya llevo varias mudanzas en mi vida. Y todas han sido agotadoras, emocional y físicamente. Pero todas han sido para mejorar y esperemos que en esta ocasión también. Revolver entre los recuerdos hace que las personas nos pongamos ñoñas, pero estoy segura de que ahora que llega la primavera el sol nos hará sonreir un poquito más.
Yunus ya se ha puesto las flores en el pelo para dar la bienvenida al buen tiempo.
Lo dicho, hasta dentro de unos días.